1. Los ‘bonus’ de los banqueros.
Manfred Nolte
El imprescindible proceso de construcción del espacio único bancario europeo
viene acompañado por diversas medidas legislativas que tienen como objetivo
apuntalar la salud del sector financiero.
Si la semana pasada constatábamos el buen ritmo de la ‘cooperación reforzada’
impuesto por 11 países de la eurozona para la adopción de una tasa sobre las
transacciones financieras, el jueves pasado, el Parlamento Europeo y
representantes de los 27 en el Consejo llegaban a un acuerdo sobre otros
aspectos relevantes para el buen orden de la industria bancaria. El paquete de
medidas se extiende a tres ámbitos diferenciados de su actividad.
En primer lugar se aumentará el capital mínimo de máxima calidad de los
bancos al 8 por ciento. Seguidamente se aborda un objetivo primordial para la
equidad fiscal: el desglose de los beneficios de las entidades, país por país, con
la mención de los impuestos satisfechos, cifra relativa de negocios, subsidios
recibidos y número de empleados. De esta manera, se sienta la base para acotar
determinadas prácticas de los grandes Bancos multinacionales, que a través de
un sistema de ‘precios vinculados’, privan de ingresos fiscales a las haciendas de
los países por los que discurre su actividad habitual, desviándolos legal pero
ladinamente hacia paraísos fiscales donde satisfarán una cuota meramente
testimonial.
El tercer punto se refiere al techo establecido a las remuneraciones variables -
los ‘bonus’- aplicable a todos los bancos europeos y a sus sucursales en el resto
del mundo, así como a las entidades financieras no europeas operantes en
Europa. Para desalentar la adopción de riesgos excesivos, la relación de salario a
bonus será en adelante de 1:1 aunque podrá duplicarse con la aprobación
expresa de los accionistas. Por encima de esta equivalencia, parte del variable se
difiere cinco años.
Dado que el acuerdo político es provisional, la alta diplomacia británica, -
obviamente la más aludida para preservar el liderazgo y competitividad de la
City- se apresta a un resistencia numantina para descafeinar la propuesta,
aunque el rebaje, dado el eco de victoria proclamado en la cámara de
legisladores europeos, parece poco probable. Otros países como Luxemburgo y
Bélgica han mostrado su preocupación por las normas de transparencia.
El meollo de la cuestión es la justificación primero y la operatividad después, de
este último tipo de medidas retributivas.
La justificación de los ‘techos’ no admite discusión alguna si advertimos que los
estragos de la crisis bancaria – las ayudas directas otorgadas al sector sumadas
al coste de oportunidad de un crecimiento perdido- se cifran en el 20% del PIB
europeo. El talento debe remunerarse de forma discriminada y por ello un
cirujano afamado mantiene un caché superior al de sus homólogos menos
reputados. Pero el cirujano aludido cuenta con un límite de horas determinado,
y no puede multiplicar la masa o número de sus intervenciones por mucho que
2. lo desee. Sin embargo en Banca, operaciones más grandes, más masivas, o más
arriesgadas pueden generar mayores beneficios, pero su relación con el esfuerzo
personal es muy débil. Bonus que multiplican por diez a los salarios fijos son
una invitación a la asunción de riesgos descontrolados.
En cuanto a operatividad de la medida parece insuficiente y en todo caso
asimétrica. Bastará subir los salarios fijos para equilibrar la retribución total.
Verdad es que el salario fijo no dependerá de externalidades y no atizará el rabo
del ingenio para inventar facturaciones descabelladas. Además, los gestores
máximos de las Entidades tendrán que valorar hasta donde pueden situar el
techo de los costes fijos. Por otra parte frente a la cultura del ‘bonus’ falta por
introducir la figura del ‘malus’. Cuando las cosas salen mal, -como vemos hasta
la saciedad en nuestro entorno- los (i)rresponsables pierden el salario variable y
tal vez el empleo, pero es rara la vez que deben responder con sus bienes o
pagar por su conducta con la cárcel.
La cultura de un salario consistente, según habilidad y dedicación, con un
sueldo variable moderado debiera vincularse a una normativa al servicio del
bien común, acotando o prohibiendo lisa y llanamente aquellas operaciones de
alto riesgo que aparejen un nulo o reducido retorno social, sin relación con la
economía real. Algunas entidades, gracias a Dios, ya lo hacen.